A Jorge le diagnosticaron demencia, pero en su
estado se sentía feliz.
No tenía malos recuerdos ni pesares que lo
agobiaran. Observaba las flores del nosocomio y jugaba con las palomas.
Aquello que antes veía gris se volvió
tornasolado. Colores inimaginables que solamente él percibía.
Estaba tan a gusto que se lo veía perfecto. Los
médicos pensaron darle el alta, volvería a su casa natal.
Fue entonces cuando dejó de fingir y la locura atrapó
realmente su mente.© 2012 Nélida Magdalena Gonzalez de Tapia.
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