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miércoles, 18 de diciembre de 2013

TE EXTRAÑO







Aunque estás
aquí a mi lado,
te miro, te toco y
añoro lo que fuiste.




© 2012 Nélida Magdalena Gonzalez de Tapia.
El texto aquí presente se encuentra registrado y la autora del mismo posee todos los derechos relacionados al mismo. Por lo tanto se encuentra prohibida la copia, la venta, la redistribución, publicación sin la previa autorización de la escritora y así mismo no se puede reclamar la pertenencia de la pieza por parte de terceros.

*Las imágenes publicadas en esta entrada no son propiedad de la autora y fueron encontradas utilizando buscadores de imágenes.

viernes, 13 de diciembre de 2013

EL SECRETO DE LA ABUELA






Durante muchos años mi querida abuela cuidaba su parra. Mis primos y yo le decíamos que no tenía necesidad de lidiar con tanto trabajo.
—¡Tranquilos niños, ustedes todavía no conocen nada de la vida! —nos respondía.
Una mañana de sol nos levantamos temprano sin que abuelita se diera cuenta.
La vimos subirse a una escalera pequeña y cortar con amor racimos de uvas.
Seguimos su paso lento y la vimos sentarse en un sitio muy pobre.
Los niños indigentes la estaban esperando. Vimos también, cómo con mucho cariño repartía los frutos.


© 2012 Nélida Magdalena Gonzalez de Tapia.
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domingo, 8 de diciembre de 2013

INCRÉDULA


Ladder

Se resistía a creer lo que decían sus amigas. Ellas pensaban que los libros tenían vida.
Una noche quiso sacarse la duda. Escogió uno al azahar, de la biblioteca de su padre.
Con desgano lo abrió y comenzó la lectura recostada en la cama.
La antipatía se convirtió en miedo, había escogido uno de terror.
Su sangre se helaba con cada párrafo.
Al leer que el protagonista subía unas escaleras dispuesto a matar a su novia cerró el libro inmediatamente.
Apagó la luz del velador. Escuchó pasos que provenían de las escalinatas de su casa. Entreabrió la puerta y vio la sombra de un hombre con un cuchillo en la mano.
Quedó paralizada, ni siquiera pudo pedir auxilio.
La obra realmente cobró vida.



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lunes, 2 de diciembre de 2013

OBJETO PERDIDO




Upside-downBuscó en todos los rincones de la casa. En el ropero, en el dormitorio, en la sala y en la cocina. No podía perder algo tan valioso.
Al llegar la noche estaba agotada.
Salió al patio y se sentó en la mecedora a descansar. Pensó que el aire fresco la calmaría.
Metió la mano en el bolsillo de su pantalón, buscó el paquete de cigarrillos. 
No lo encontró, en su lugar estaba lo que había buscado todo el tiempo.
Un pequeño espejo embrujado que le decía:
—¡Eres la más bella del mundo!



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jueves, 21 de noviembre de 2013

PADRE




“Para el hombre que estuvo siempre a mi lado”




Lo quiso ver, tomó una foto que tenía guardada y lo observó con amor.
Necesitó escuchar su voz. Buscó la grabación que archivó en su celular y lo logró.
Deseó sentir su perfume, abrió el frasco que él guardaba en su mesa de noche. Cerró los ojos y sintió su presencia.
Deseaba con toda su alma abrazarlo. Fue a visitarlo, pero no consiguió lo que anhelaba.
La tierra que lo cubría no permitió que sus brazos rodearan su cuerpo, como lo hizo durante años.


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viernes, 8 de noviembre de 2013

INEXISTENCIA




Papel, si pudieras tú por un momento
receptar lo que yo llevo aquí dentro.
Si lograra transmitir mis sentimientos reservados
que son inexplicables, que me van opacando.

Si el pasto verde en que se hunden mis pies
presintiera de repente que se acortan mis pasos.
Si el aire que roza mi cara, puro fresco y liviano
supiera que yo  no quiero respirarlo.

Si el sol y la luna
románticos y eternos separados
se dieran cuenta que yo
ni de día ni de noche intento mirarlos.

Pues si  tengo el sol entre mis manos
mis dedos helados lo van apagando.
Y si te tengo  Luna en mi regazo
mi mente se anula y la estoy rechazando.

Si en cada beso, cada abrazo y su recuerdo
veo las tumbas de mi propio cementerio.
El alma llora, el cuerpo grita,
en cada amanecer se finge una sonrisa.

Y la incrédula voz de mi conciencia
me dice basta y sigue atormentando
vacía , hueca y sin sentido
la triste demencia de este presente sepultado.
         
                                                                           
© 2012 Nélida Magdalena Gonzalez de Tapia.
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jueves, 31 de octubre de 2013

A LOS SEGUIDORES DE ROSA DE HIELO






La vida es una caja llena de sorpresas. Algunas nos llenan de alegría y emociones.
Si hablo de alegrías, quiero compartir el nacimiento de mi sobrina. Malena Victoria, un dulce de leche que alegra mi corazón.
Mis tres hijos, que con esfuerzo, cumple cada uno y poco a poco sus sueños. Nada es gratis, reconozco su voluntad y constancia.
Mis plantas, que con cada brote o flor que me regalan me demuestran lo valioso que es para ellas que las cuide.
La fotografía que aunque avance a pasos de tortuga, me da satisfacciones.
Las sorpresas malas que salieron de la caja, me destrozaron.
Primero el fallecimiento de mi sobrino de veinte años. Y hace catorce días el de mi padre.
Con él tenía una relación increíble. Mi papi era una de esas personas que tenía valores.
Padre con todas las letras, esposo mimado, amigo incondicional, una persona realmente generosa con los que amaba.
Cuesta reponerse de tantos golpes. No son físicos pero duelen más que si lo fuesen. Creo que les debía una explicación a mis seguidores que no son muchos, pero sé que me tienen afecto.
A través de mis humildes palabras les doy gracias por leer mis cuentos, relatos y microcuentos. 



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lunes, 23 de septiembre de 2013

AUDACIA




Carolina pies de barro, perdió el miedo.
Se introdujo en el océano.



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jueves, 5 de septiembre de 2013

POR AMOR







Susurraba  palabras de amor mientras hundía  sus pies en la arena. El humo que emanaba de sus labios se esparcía en el aire. Diseminaba por la playa un aroma ilegal.
Homenajeaba  un nombre, el que llevaba tatuado con letras góticas en su seno. El apodo de  su amado palpitando con cada latido.  
Entre sus manos suaves, una botella de licor. La luna, compañera de los enamorados, iluminaba su figura esbelta.
Su varón, que enfrentaba la vida, le estaba prohibido indigente.
—¡Terciopelo y cartón no deben unirse! —le decía su familia.
Amor impedido, como el de Romeo y Julieta. Shakespeare apareciendo en el siglo veintiuno. Ella obedeciendo al costo de renunciar a su ardiente pasión.
Alucinaba, sabor a alcohol en su boca carnosa de la que él bebía noche a noche el néctar tan ansiado.
Se recostó en la orilla mirando las estrellas, el agua del mar mojaba con su oleaje sus piernas perfectas.
Recordó todos los encuentros presurosos y su pasión desenfrenada. Abrió muy grandes sus ojos celestes. Miró por última vez los astros que los cobijaron en la penumbra. El salobre de sus lágrimas se unía con el del mar.
Tomó el arma que llevaba guardada, la introdujo lentamente en su garganta y la apretó con sus dientes. Un estampido, la sangre tiñendo de escarlata las aguas heladas.
Su final.



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sábado, 17 de agosto de 2013

EL HOMBRE QUE PENSÓ QUE TENÍA UN AMIGO





Don Edmundo, observaba desde lo alto del faro al hombre que esperaba una embarcación. “Su amigo entrañable”, que no quiso ayudarlo.
Llegaría mucha gente para festejar  la inauguración de su gran industria. A él no lo había invitado al evento. Tampoco lo incluyó en la lista del personal.
Había rogado un empleo pero no obtuvo el trabajo. Aunque su familia tenía muchas necesidades el empresario hizo caso omiso a su situación.
En la noche brumosa, únicamente, la luz del gran foco guiaba al buque.
Edmundo, pensó en el hambre que pasaban sus hijos y en la amistad que por dinero, habían dejado de lado.
No  tuvo compasión, con un arma  potente apuntó hacia la luminaria. Cuando la barca se acercó disparó dejando todo a oscuras. En pocas horas se enteró que no habría agasajo.
Lloró por los inocentes pero era lo que esperaba.




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martes, 4 de junio de 2013

EL VUELO



Aprendió a volar, aunque sus alas eran frágiles evadió  los obstáculos y jugó con ellos. Esplendoroso arco iris, creyó que lo sabía todo y su corazón puro se volvió roca.
Amanda Mariposa, que no conocía el miedo, descubrió con el paso de los años como la piedra se volvía polvo.

Sus cabellos se bordaron con hebras  de espuma blanca y sus alas desaparecieron. 



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domingo, 24 de febrero de 2013

VENGANZA




Apareció entre la niebla. Mi delirio de persecución lo confundió  cuando entré al cementerio para escapar. El hombre seguramente había seguido mis pasos para atraparme.
Supuse que nadie me había visto cuando encontré en el callejón a mi esposa con su amante y los dejé agonizando con dos balazos en sus cuerpos. Hacía tiempo que lo sospechaba, no pude evitarlo. Quedaron tendidos en la oscuridad, mientras yo observaba su agonía.
Luego corrí al lugar donde solamente las almas que deambulan en la noche podrían ver mi desesperación. Presumí que  no era un alma que rondaba, aunque  se escondió en la bruma, vi que estaba acompañado.
Disparé nuevamente, pero al aire, para asustarlos.
Sin miedo se presentaron a mi lado y los vi claramente. Mi esposa y su amante, tomados de la mano y sonrientes, ya pertenecían al lugar.



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domingo, 17 de febrero de 2013

PARA ALGUIEN ESPECIAL


                                   

Querida mami:
Hace días que pienso en lo que voy a regalarte en tu  día y no encuentro algo que puedas realmente merecer. Digo merecer porque cada cosa que veo no me conforma, aunque debo confesarte que miro las vidrieras y todo lo que hay me trae un recuerdo tuyo.
Veo prendas colocadas en un maniquí y mi mente vuelve a mi niñez. La máquina de coser a pedal, que ahora casi nadie usa, parece que regresara con una música especial. Música con melodía de cariño que vos con tus pies provocabas con cada una de las puntadas, para que cada uno de nosotros (tus hijos) tuviésemos ropa nueva para estrenar.
Sigo recorriendo, entro en un vasar muy grande. Todo el aroma a tu cocina se representa en él. El  de tus guisos de lentejas que tanto le gustaban a papá. El de las milanesas, junto con las  infaltables papas fritas que con amor servías bien calientes y crocantes para satisfacer nuestro apetito de adolescentes que arrasaban con todo lo que preparabas.
Aromas a tus tortas fritas en los días de lluvia. Masa de alegría, ingredientes que se unían con tus manos cansadas formando cantidades de ellas todas prolijitas. Formas armoniosas que yo nunca pude lograr.
Entro también a los viveros y no hay plantas tan bellas como las de tu jardín. Aún recuerdo el gran cactus que estaba en el fondo. Una noche muy tarde, nos despertaste para que viésemos su flor, blanca, hermosa. Contrastaba con las largas espinas de la planta que tanto te gustaba. No hay ninguna como aquella.
No sé que voy a hacer mami, te recuerdo y me miro al espejo grande de la tienda en la que estoy parada. Ahora soy adulta, formé mi propia familia con tres hermosos hijos. Todo lo que me enseñaste se los transmití a ellos.
Como decía tu mamá, mi querida abuelita, ahora vos sos la raíz del árbol y yo una de sus ramas. Las flores y frutos son tus nietos.
 Frutos, sos bisabuela mami y sos muy joven. Un bello título de bisabuela  bien ganado.
Sé que la vida no fue fácil para vos, sé que te quitó muchas cosas, entre ellas a mi querido hermano. Pero supiste contenernos aunque por dentro se desgarraba tu alma. La familia se apoyó en vos, cuando eras vos la que tenías que ser consolada.
—¿Qué te regalo má? Si vos me regalaste lo mejor de tu vida y lo seguís haciendo. Cada día, cada mañana cuando voy a tu casa a tomar mate y compartimos largas charlas. Toda la contención que me das, los abrazos, tu confianza para decirnos que todo va a salir bien aunque sepas que quizás no va a ser así.
Perdoname, no hay regalo que se compare con todo lo que me diste y le seguís dando a la familia entera. Tu amor y tu dulzura no tienen precio ni regalo que se compre con dinero.
Solamente hay algo que puedo darte, el amor y admiración que siempre te tuve representado en una rosa roja. Con aroma de tu piel y el color de mi corazón que es para vos.

 © 2012 Nélida Magdalena Gonzalez de Tapia.

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jueves, 7 de febrero de 2013

ANDROIDES



En el sitio había mucho trabajo. Los androides azules trasladaban la basura para compactar. La depositaban en grandes vehículos conducidos con cautela por los de color verde.

Debían realizar la labor en el menor tiempo posible. Cuando alguno de ellos perdía energía era reemplazado por otro en pocos segundos.
La compactadora funcionaba continuamente, los verdes dirigían los camiones hacia ella. Volcaban dentro los residuos que se molían por completo.
Una luz roja se encendió de repente y una alarma sonó descontrolada. La guardia de tecno androides se hizo presente muy rápido. El problema parecía serio, no podían hallar el desperfecto.
A causa de la complicación los vehículos  apilaron la carga, de manera provisoria, en un descampado. Por primera vez los androides se sentían vulnerables y aunque miraban con asco la podredumbre que se amontonaba, no encontraban una solución.
El jefe se hizo presente, lo que puso en vilo a los técnicos. Si algo no le satisfacía seguramente terminarían junto a los residuos.
En su idioma preguntó:
—¿Cuál es el problema? —indignado.
—No hay manera de reparar la máquina, se quemaron demasiados chips y es imposible que funcione nuevamente —respondió sumiso el técnico de mayor jerarquía.
—¡Ineptos! —dijo con ira, mientras llamaba a la guardia de seguridad.
Dio la orden:
—¡Desprogramen a éstos inservibles! Llévenlos al descampado y quémenlos.
Un guardia preguntó:
—¿Junto a ellos? —con tono despectivo.
—¡Sí, se lo merecen! Apúrense, antes que los humanos  comiencen a despedir gusanos.




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martes, 22 de enero de 2013

MUJER


  
Un escenario la esperaba, las luces se encendieron y ella apareció emocionada.
De cabello corto, coloreado con cenizas. Arrugas en su rostro que no disimuló con el ligero maquillaje que lucía. Vestía pantalón negro y sobre sus hombros un poncho de colores, negros, rojos y blancos,  que la caracterizaban.
Juntó sus manos, se emocionó junto al micrófono. Dos hombres con hermosas guitarras comenzaron a tocar la melodía, ella liberó su voz como alas al viento.
Susurró, “La llorona”, mientras el público la ovacionaba con un fuerte aplauso. Siguió cantándole a la muerte, quizás presentía que la esperaba, quizás vio que  la acechaba.
Levantó sus brazos y entonó:
—¡Si ya te he dado la vida, Llorona!. ¿Qué más quieres? ¿Quieres más?—con el alma entregada a sus espectadores.
Sonrió con una mueca cansada. Señaló a los músicos y agradeció su compañía.
En su interior llevaba una identidad guardada, cofre que abría por las noches, mientras coreaba a algún amor de mujer imposible.
Bebió tequila para olvidar su pena y su tristeza. Por sus mejillas corrieron lágrimas, perlas que fueron al mar.
Se repuso y pensó, que cantando otra ranchera, borraría de su memoria a la que no pudo tener.



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viernes, 18 de enero de 2013

LA REINA DEL BOSQUE










Los duendes  bailan en el bosque. La espera se hace larga. Todo fue preparado para ella la reina de reinas.
            Ella llega de la mano del caballero. Ellos danzan la danza  dispuesta para la ocasión rodeada de flores y perfumes que engalanan su vestido de telas sedosas. Julia, la soberana del lugar, es la mujer más dulce que ellos conocen y adoran.
El astro luminoso se esconde en el horizonte y aparece la diosa de los enamorados. La Luna blanca, muy grande, esparce una cortina de luz sobre los festejantes; los árboles dejan filtrar a través de sus ramas sus luminosos rayos que caen como hilos de plata.
            El jolgorio se extiende, los animales que habitan el lugar se suman a él. Cada uno de ellos expone para la dama lo mejor que la naturaleza les dio.
            El cabello de Julia se desparrama sobre sus hombros como una cascada de oro. Las luciérnagas se colocan sobre ellos, se encienden fosforescentes y los irradian con su luz. Una leve brisa trae aromas de flores y frutos autóctonos; la reina recoge el perfume y lo esparce sobre su piel delicada.
            Dos duendes traen jarras con vino dulce, beben hasta el amanecer. Apresurados recogen pétalos de orquídeas y forman con ellos una alfombra. La reina la recorre descalza, antes que el sol los sorprenda y les promete regresar para la próxima primavera.




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viernes, 4 de enero de 2013

DIFERENTES ARRUGAS



Lo miró con resentimiento, el viejo tenía demasiadas arrugas en su rostro. A muchas de ellas las había visto formarse con el paso de los años.
Por lo poco que había leído en páginas de revistas y libros mohosos tirados en el revoltijo de su cuartucho, se suponían que tenían un significado.
Los ancianos las llevaban con orgullo pues formaban parte de un pasado vivido. Surcos longevos mediante los cuales jactaban las experiencias adquiridas, aquellas que le daban un porte de sabiduría.
Ella no podía llamarlo ni siquiera anciano, era un viejo mediocre y malvado.  Gran parte de su vida había dedicado a tratar de disimularlas mediante cremas y maquillajes que costaban fortuna. El dinero lo ganaba fácil, no importaba invertirlo en cosas inútiles.
Jimena  con veinte años se preparó para el momento que esperó durante mucho tiempo. Las maldades que había pasado junto a él, le daban permiso. Cada movimiento del viejo Juárez  estaba estudiado de manera cuidadosa.
Esperó que sus compañeras, las que quedaban, se durmieran. Abrió muy despacio la puerta de su habitación y buscó la copia de la llave que abría la del setentón. Entró descalza, decidida, como si la angustia reprimida se desatara en una tormenta de furia.
Lo vio dormido, roncando, emanando la resaca del whisky que vaso a vaso tomaba para agasajar la clientela todas las noches.
Embebió un trapo con el formol que él mismo usaba con frecuencia con ellas y lo apretó sobre las narices del ruin. Rápidamente sacó el cuchillo que Juárez atesoraba en su mesa de noche y con los ojos desorbitados comenzó a cortar la cara del sádico, mientras enumeraba en su mente sucesos pasados.
Primer corte de arrugas, por Karina la más joven de todas.
Segundo corte de arrugas,  por todas las que vivieron y murieron en el lugar como sus víctimas.
El viejo comenzaba a dar manotazos, entonces la joven gritó con vehemencia:
—¡Formol, mucho, mucho formol!
Entre carcajadas y llanto lo adormeció un poco más y lo ató con la misma soga que se había ahorcado Belén el mes anterior.
Gritó por última vez:
— ¡Por la inocencia que me robaste a los seis años al secuestrarme y obligarme a trabajar de prostituta!
Las jovencitas que dormían, al escucharla corrieron a mirar que pasaba. Vieron al viejo ensangrentado que  trataba de volver en sí y a Karina arrodillada frente a la cama.
Se abrazaron y lloraron ellas también. Pamela de ocho años, Luna de diez y Soledad de catorce.
Karina reaccionó, las vio indefensas y temblorosas como cuando ella había pisado por primera vez el lugar.
Resolvió en instantes una jugada que no tenía pensada. Se levantó rápidamente, fue hacia ellas y  las besó en las mejillas.  Luego se acercó nuevamente a Juárez y casi sin aliento susurró:
— ¡Por las arrugas de nuestras almas, formadas  por tanto sufrimiento! —cortándole el cuello con el filo del arma.




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