Llegada la noche la doncella vestida de blanco recorre el lugar
donde fue olvidada. A su paso crujen las hojas secas que el otoño diseminó
insensible por el lugar de su morada. El silencio la acompaña avivando el
sentimiento que anida su alma. Necesita que
algún día llegue él a su lápida y con su
voz profunda le diga: —¡Todavía te amo!
© 2012 Nélida Magdalena Gonzalez de Tapia.
El texto aquí presente se encuentra registrado y la autora del mismo posee todos los derechos relacionados al mismo. Por lo tanto se encuentra prohibida la copia, la venta, la redistribución, publicación sin la previa autorización de la escritora y así mismo no se puede reclamar la pertenencia de la pieza por parte de terceros.
Bienvenida amiga Nelida!! Ya tienes a una seguidora
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Besitos :)
ResponderEliminarBello..
ResponderEliminar