Un hada le dio dos llaves y desapareció. Le explicó que con una de ellas
podría abrir las puertas de su casa y continuar su vida como lo había hecho
hasta el momento.
La otra era mágica, pues en el lugar que
entraría tendría muchas posibilidades. Pero vería la realidad que la rodeaba,
sus verdaderos amigos y los que no lo eran. Los sufrimientos y engaños que
había sufrido de personas queridas.
—¡Es saltar al vació y ver quiénes son los que
están cerca de ti! Los que te quieren y los que fingen quererte. Podrás empezar
una nueva vida, como saltar al vació —dijo.
La mujer, con las llaves entre sus manos, miró
una puerta y luego la otra. Tiró al vació la segunda llave y entró a su casa.
Era mejor seguir soñando que ver una realidad
que en el fondo de su corazón ya la conocía.
© 2012 Nélida Magdalena Gonzalez de Tapia.
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*Imagen, Luz Tapia art *
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